Se suele decir que la pastelería y la repostería son ciencias más exactas que la cocina salada, pues esta sigue unos principios físicos y químicos que tienen que darse para que las recetas salgan a la perfección. Hoy vamos a hablar, de un modo breve, de la ciencia que hay detrás de la repostería.
La química es la clave
La química es la ciencia que estudia la materia, su composición, sus propiedades y las transformaciones que esta experimenta. Y si hay algo común a todas las recetas de repostería, es la transformación: ingredientes que cambian su apariencia y muchas veces su estado, al entrar en contacto con otros ingredientes y ser estimulados por energía. Produciéndose un fenómeno similar a una reacción química a gran escala.
La prueba de esta relación que existe entre la química y la repostería es que, para hacer cualquier masa o crema es necesario contar con herramientas como una balanza, o un medidor de volúmenes, herramientas que igualmente podríamos encontrar en cualquier laboratorio.
Y es que, al igual que un número distinto de átomos da lugar a moléculas diferentes, distintas cantidades de un mismo ingrediente no conseguirán el mismo resultado. Poniendo un ejemplo: si normalmente en la receta de un bizcocho utilizamos un 30% de mantequilla, un 40% de harina y un 30% de huevo estamos realizando un bizcocho muy diferente al que conseguiríamos cambiando las proporciones. Cambiará la textura, la consistencia e incluso su sabor.
Con el simple hecho de elaborar un pastel comprobarás que el motivo del aumento de la masa del bizcocho se debe a la formación de dióxido de carbono, a causa de las cocción de las sustancias mezcladas.
Si te interesa este tema, hay infinidad de libros que abordan este tema desde un punto de vista más cercano a la ciencia. Nosotros nos quedamos con nuestros dulces y nuestras recetas, pero sabiendo que detrás de ellas hay toda una serie de procesos que podrían estudiarse en un laboratorio.