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El Pan de Pintera es una de esas elaboraciones con historia propia, profundamente ligada a las tradiciones panaderas de la provincia de Teruel. Su nombre proviene de la pinta o pintada, un pequeño aparato metálico que se utilizaba para marcar la superficie del pan antes de meterlo en los antiguos hornos municipales. Estas marcas permitían diferenciar los panes de cada familia cuando todos se horneaban juntos, una costumbre que forma parte del patrimonio gastronómico de muchos pueblos de la zona.
Hoy mantenemos ese espíritu artesano respetando la receta original: una masa de harina de trigo trabajada con mimo y enriquecida con un toque de aceite de oliva, que le aporta aroma, suavidad y una textura característica. Su corteza ligera y su miga tierna lo convierten en un pan perfecto para el día a día, ideal para acompañar comidas, preparar tostadas o disfrutar simplemente con un buen aceite.
Un pan con esencia, con identidad y con historia. Una pieza de 500 g que sigue representando lo mejor de la tradición panadera de Teruel.




